martes, 12 de noviembre de 2019

Cocalero en el ciclo contemplación

El jueves 14 de noviembre en el Ciclo: Contemplación: la percepción, la otredad y sus verdades, proyectaremos "Cocalero" documental dirigido por Alejandro Landes. La proyección, de entrada libre y gratuita, será a las 19 hs en calle Córdoba 357 (Mondieu coworking).

Cocalero, Evo Morales al poder

Sinopsis: Hijo de la guerra norteamericana contra las drogas, un aymara llamado Evo -acompañado por una tropa de cocaleros- atraviesa los Andes y el Amazonas en jeans y zapatillas, encabezando una contienda histórica para convertirse en el primer presidente indígena de Bolivia.

FICHA TÉCNICA: Cocalero (Argentina-Bolivia/2006). Dirección: Alejandro Landes. Producción: Julia Solomonoff, Alejandro Landes. Fotografía: Jorge Manrique Behrens. Montaje: Kate Taverna, Jorge Manrique Behrens, Lorenzo Bombicci y Jacopo Quadri. Música: Leo Heiblum, Jacobo Lieberman. Presentada por Primer Plano.


Critica de Mariano Kairuz
Fuente: suplemento "Radar" del diario "Página 12"

Evo Morales, indio aymara que combina jeans y zapatillas con llamativos pulóveres de llama o vicuña tejidos a mano con iconografía del altiplano, es uno de los más controvertidos mandatarios latinoamericanos con que amaneció el siglo XXI. Polémico por más de un motivo, seguramente el más inquietante sea el que tiene que ver con su postura frente al cultivo de coca en su país, lo que en realidad, por lo que de una manera muy sutil insinúa Cocalero , el documental del ecuatoriano Alejandro Landes, se relaciona con su explícita enemistad con la actual conducción política norteamericana y los mandatos del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), una actitud que, sin embargo, ha recibido en forma permanente la solidaridad de su par venezolano, Hugo Chávez; del veterano líder cubano Fidel Castro, y, sin comunicarlo de viva voz, la de otros gobernantes simpatizantes con el latinoamericanismo en ascenso de los tiempos que corren. Landes esquiva el panfleto, o cualquier recurso que pueda ser interpretado como "de campaña". El joven periodista cineasta eligió observar a Morales como un testigo de los dos meses -68 días- que precedieron a su llegada, por la vía democrática, al poder, dispuesto a dar un giro histórico al destino de su país.

Landes sigue a Morales palmo a palmo, cámara en mano y sonido directo (registrado con la misma cámara digital), sin echar mano de discurso alguno que pueda ser interpretado (o malinterpretado) como simple propaganda. Se entromete, sí, para descubrirlo a través de numerosas escenas de su vida cotidiana, en las que aparece con su gente y lo llevan a convertirse en la única alternativa posible para su país. La cantidad de horas registradas en el recorrido por todo el altiplano -120 en total, que necesitaron seis meses de edición-, codo a codo con el político en campaña, permiten descubrir cómo y por qué Morales ocupa hoy la presidencia de su país, más allá de las críticas que sin pausa generan sus opositores.

Ardiente paciencia

Cocalero sirve para entender las complejidades de Bolivia y su lugar en el mundo de hoy, y si lo consigue es porque Landes tuvo la paciencia tan ardiente como imprescindible para capturar los gestos que definen una personalidad singular como la de Morales, y también la de Leonilda Zurita, confidente de Evo, líder sindical de las mujeres cocaleras y actual senadora del Movimiento al Socialismo, que es retratada por el director como la voz del pueblo que lo llevó al poder.

La jungla del Chapare en Cochabamba, retratos del Che, banderas wiphala de colores, murales con las imágenes de los líderes indígenas revolucionarios -como la guerrera Bartolina Sissa y el rebelde Tupac Katari-, el candidato acicalado con extremo cuidado por una peluquera (que consigue el corte estilo monje que también es uno de sus sellos distintivos), un grupo de sastres que preparan la vestimenta que lucirá como gobernante, son parte de este todo prolijamente presentado (es destacable la calidad fotográfica del material llevado finalmente a 35 mm) y montado con precisión, en el que, además, tiene fundamental importancia la música, de Leo Heiblum y Jacobo Lieberman.

Landes descubre que la fórmula secreta para el éxito del cocalero que llegó al cargo político más alto de su país no es, a fin de cuentas, tan secreta como la de la Coca-Cola, sino que está expuesta para quienes la quieran ver. Ese es su principal mérito.
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